15 de septiembre de 2012

DIVERSIÓN 0 SUFRIMIENTO (II). DESCUBRIENDO EL ENTORNO

En el artículo anterior hacía un repaso de los aspectos más lúdicos del pedaleo. Era lo que denominaba "montar en bici". Pero lo que comenzó como un esparcimiento ocasional llega a ocupar un espacio estable en el tiempo de ocio y se va convirtiendo en una actividad habitual. Poco a poco se va mejorando la indumentaria, la propia bicicleta, se recorren distancias más largas, o se hacen en menor tiempo, se accede a información específica sobre el tema (revistas o páginas web sobre clubes y rutas por la zona) y se va ampliando el círculo de amistades con la misma afición. A partir de ese momento es cuando los límites entre el disfrute y el sufrimiento comienzan a entremezclarse.
Al principio las salidas son relajadas. Se disfruta del camino, de los compañeros, de la conversación. Resulta divertido hacer las primeras trialeritas, zigzagueo entre árboles o una buena bajada. Pero también se comienza a apreciar el esfuerzo que supone subir una empinada cuesta o pedalear contra el viento. En nuestra zona es fácil aficionarse a la bicicleta porque el clima es favorable durante todo el año y el terreno es bastante suave, sin desniveles fuertes ni excesivamente largos, por lo que cualquier subida resulta prácticamente insignificante comparada con la distancia total recorrida. Por otra parte el viento, aunque puede llegar a ser fuerte y molesto, tampoco termina siendo imposible. Asumir estas dificultades como propias del recorrido supone un grado más en el proceso de afición a este deporte, pues todavía es mayor la proporción de disfrute que la de esfuerzo.
A la hora de la salida se propone un recorrido y una distancia: distancia que no sobrepase el kilometraje que se está acostumbrado a hacer, para llegar a la hora prevista, y recorrido que tenga en cuenta la dirección del viento ese día. Mentalmente se procesan esos datos junto a otros, como los desniveles más pronunciados de la ruta (el perfil) o los puntos de aprovisionamiento, y así, en función del "motor" y la "gasolina" de que se disponga, establecer una "velocidad de crucero" y una autoestrategia para poder terminar en condiciones aceptables.
Cada uno pretende terminar el recorrido en mejores condiciones que la vez anterior. Y para eso analiza todas las situaciones, compara y se propone modificaciones y mejoras. Piensa que realizar un trayecto más largo hará que el organismo se adapte mejor al nuevo esfuerzo y así uno más corto resulte más cómodo. Calcula con buen criterio que realizar muchas repeticiones (series) servirá para mejorar el ritmo. Considera razonablemente que, si sale más días, la acumulación de kilómetros aumentará su capacidad de resistencia. Todo eso conlleva un esfuerzo, aunque todavía con mayor carga mental que física, por lo que supone de planificación básica. Tras poner en práctica el nuevo plan estará en situación de apreciar las mejoras conseguidas. Pero cuando pedalea junto al grupo va observando otras carencias  y se plantea nuevos objetivos.
En las salidas en grupo siempre hay alguien que conoce una variante o algún enlace nuevo. Eso hace que se vaya ampliando la red de caminos conocidos y sirve de incentivo para que en futuras ocasiones los demás quieran también a su vez participar con alguna propuesta novedosa. En función de la iniciativa de los componentes el mapa de caminos se ampliará con mayor o menor extensión, llegando incluso a ser interprovincial. Acostumbrados a recorrer los entornos más habituales de forma motorizada, se comienza a ver los caminos y las cuestas con otros ojos, como calculando el esfuerzo que exigiría subirlas en bici, o incluso sopesando las posibilidades y conexiones que los senderos que divisamos desde el coche pudieran ofrecer para las rutas en bicicleta.
Pero todavía la satisfacción por compartir camino con el grupo es mayor que todos los esfuerzos, inconvenientes y dificultades que pudieran aparecer.

1 comentario:

  1. Angel, tienes toda la razón. Siempre es agradable pedalear con amigos y crearse nuevos retos para mejorar en esta actividad. Hay que ir buscando nuevos carriles y zonas y compartirlos con todos.

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