23 de octubre de 2010

SIERRA DE LAS NIEVES (LOS INICIOS II)

Otra de las primeras rutas fuera de Jerez fue la de Sierra de las Nieves. Joaquín y Porrones nos obsequiaron con un magnífico recorrido entre estas montañas malagueñas, rodeados por unos paisajes de encinas, pinos y caliza a los que estábamos poco acostumbrados.
Comenzamos en la carretera Ronda – San Pedro de Alcántara, justo a la entrada de la pista de acceso al parque natural. Por esa pista llegamos hasta el albergue de Quejigales, desde donde continuamos por el Camino del Puerto de los Quejigales hasta enlazar con el de Espinarejo, llegando a las antenas y bajando a buscar de nuevo la carretera. Un poco más de 30 kms. A esta ruta fuimos diez personas: entre los habituales por aquella época: Joaquín, Porrones, Diego (que fue quien hizo la foto, al pie de uno de los canchales), Pepe, Javier, Jesús (madrileño) y yo; y otros invitados: Cecilio, su hermano y un pariente de Joaquín. La pista se adentra en plena sierra discurriendo entre una densa vegetación de encinas, pinos y pinsapos salpicados, prácticamente sin interrupción hasta llegar a Quejigales, que es donde se encuentra el albergue. Los 2 primeros k. son casi llanos, lo que nos sirvió para ir entrando en calor con las primeras pedaladas. Después de atravesar algún claro y casi sin darnos cuenta la pista comienza a ganar altura muy suave pero continuadamente durante unos 7 k. El camino va curveando constantemente. Marchamos ensimismados, descubriendo y disfrutando cada recodo del camino, hasta el punto de que en una curva cerrada apareció de repente un vehículo que casi hace terminar a alguno en el suelo. Tras el susto y más atentos ya a la conducción continuamos subiendo, y después de pasar por La Nava observamos como va disminuyendo el arbolado y se hace más visible la caliza de estas sierras. Unos 500 metros antes de llegar al refugio termina la subida y hacemos esos últimos metros casi sin dar pedales. A partir de Quejigales el camino vuelve a subir durante 1,5 k. aproximadamente. Cada vez es menos abundante la vegetación arbórea y más visible la roca. Y casi cuando empieza a desaparecer por completo el arbolado nos encontramos un cómodo descenso de unos 3,5 k. que baja, ya en pleno paisaje de montaña, hasta cruzar un arroyo que pasa justo al lado de una cortijada. Desde aquí, entre roquedales, realizamos la subida más fuerte de la ruta por el camino de Espinarejo, durante 4 k., hasta llegar a las antenas. Se hacía obligatoria una parada para descansar y disfrutar de las vistas.
Desde las antenas el recorrido continúa en pronunciado descenso, con contínuas curvas en zig-zag, y con un piso muy pedregoso. Sin dar pedales, con la velocidad de la propia inercia y durante 8 k. sólo se tienen ojos para el camino. Los 4 primeros son los peores (¡o los mejores para otros, según el caso!). Llegas a notar auténtico dolor en los antebrazos de ir frenando permanentemente, y derrapando en algunas curvas. Salirse en alguna de ellas suponía pegarse un monumental batacazo y rodar montaña abajo. Hubo quien se cayó (pero no ladera abajo, afortunadamente) y otros que, sin posibilidad de reacción, le pasaron por encima. Cuando por fin terminó el descenso y nos agrupamos, retomamos el camino, ¡agotados por la bajada! y con bastante relajación, contando cada uno sus sensaciones. A partir de ahí la pista vulve a ser amplia y con buen piso. Los 4 k. siguientes pican para arriba y, con algún subeybaja, llegamos a la carretera de Ronda - San Pedro de Alcántara. En vista de que el coche estaba 9 k. más adelante y de las pocas ganas que teníamos de seguir pedaleando (y menos por carretera), Porrones hizo 9 kms. más, de subida, por carretera y solo, para ir a buscar la furgoneta y recogernos.

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